Historia del reciclaje: ¿Cómo comenzó?
2025-04-02T00:00:00

Historia del reciclaje: ¿Cómo comenzó?

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Escrito por: Luis Carlos Vásquez | Abril 2 de 2025

El reciclaje, entendido como el proceso de recolectar, procesar y reutilizar materiales desechados para convertirlos en nuevos productos, ha sido una práctica fundamental para la humanidad desde tiempos remotos. Aunque el término “reciclaje” y sus aplicaciones modernas tienen un desarrollo relativamente reciente, los principios básicos de reutilización y aprovechamiento de recursos se remontan a miles de años atrás.

He preparado este artículo en el que haré un repaso alrededor de la historia del reciclaje. A lo largo de él, destacaré la importancia de esta práctica y, en especial, la importante labor que realizan los recicladores de oficio, a quienes debemos su gran contribución a la recuperación ambiental a través del aprovechamiento de los residuos y su aporte a la economía circular.

Los inicios del reciclaje: ¿desde cuándo se empezó a reciclar?

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El reciclaje en los primeros asentamientos humanos

El reciclaje, en su forma más rudimentaria, comenzó en las civilizaciones antiguas, cuando los recursos escasos obligaban a las comunidades a reutilizar materiales. Algunos estudios han demostrado que durante la Edad de Piedra, las herramientas y armas de piedra se reciclaban mediante su remodelación para crear nuevos objetos. Tales son los resultados por parte de estudios como los conducidos por el grupo de investigación de la Universitat Rovira i Virgili y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), que indican que el reciclaje fue un fenómeno común hace más de 13.000 años, gracias a que fueron analizados artefactos que demuestran que, tras ser quemados, estos obtuvieron una modificación posterior a la exposición al fuego, siendo empleados nuevamente.

La recuperación de los materiales en la Edad Antigua

Más adelante, en la época del Imperio Romano, la recuperación de metales como el bronce y el hierro se convirtió en una práctica común, ya que estos materiales eran valiosos y difíciles de obtener. Además, ciertos estudios arqueológicos indican que mucha de la basura generada en los hogares era reciclada para hacer otros utensilios cuando los recursos de materia prima escaseaban.

Aprovechamiento de los recursos en la Edad Media

En el siglo XIV, durante la Edad Media, se reciclaban igualmente materiales como el metal, la cerámica y la tela. Los traperos desempeñaron un papel crucial en el reciclaje de telas y otros materiales, que eran convertidos en papel o que eran usados para el relleno de colchones. Estas primeras prácticas que demarcaban el reciclaje como un fin de lucro sentaron las bases de origen para el oficio del reciclaje, y aún más, reflejaban también la necesidad de aprovechar los recursos a través de una temprana conciencia sobre la economía circular, aunque no se conociera con ese término.

El reciclaje de papel en Japón

Se cree que las primeras prácticas de reutilización del papel previamente desechado ocurrieron en Japón alrededor del año 1301, por lo que los japoneses marcaron entonces un hito en la definición del reciclaje así como lo pensamos actualmente.
Se tiene registro de que, por aquel entonces, en Japón el papel reciclado se convirtió en el único producto de las tiendas de papel, llamadas (kamiya). Ya que se trataba de un material usado previamente con tinta y pigmentos, este tenía un tono gris. (Dard Hunter, Papermaking: The History and Technique of an Ancient Craft).

La Revolución Industrial y la evolución del reciclaje

Con la llegada de la Revolución Industrial en el siglo XVIII, se incrementó la producción en masa, lo que también resultó en un aumento considerable de residuos. De esta forma, el reciclaje comenzó a adquirir un carácter más estructurado. Uno de los materiales más reciclados en esta época fue el metal, particularmente durante los periodos de guerra, cuando la necesidad de fabricar armas y maquinaria incentivó la recuperación de objetos metálicos.

Durante el siglo XIX, los programas de reciclaje comenzaron a tomar forma en varias ciudades, especialmente en Europa y América del Norte. La recogida de papel, textiles y vidrio se institucionalizó en muchas comunidades como parte de los esfuerzos por reducir los desechos urbanos y aprovechar materiales valiosos. Este periodo marcó un punto de inflexión al establecer una conexión entre el reciclaje y la gestión de residuos.

Asimismo, en Inglaterra, la profesión de reciclador comenzaba a instaurarse, siendo los recicladores quienes recolectaban las cenizas generadas por el carbón quemado de los hogares con el objetivo de venderlo posteriormente a la industria para generar ladrillos.

Primeros cimientos del reciclaje selectivo y doméstico

En 1874, más de dos milenios después de que en la edad antigua las personas empezaran a recolectar y seleccionar materiales para su aprovechamiento, en Estados Unidos, particularmente en la ciudad de Baltimore, se ponía en marcha el primer sistema de organización de residuos selectivo en el que se dividían por contenedores los diferentes tipos de residuos y se le explicaba a las personas en los hogares cómo clasificar sus residuos.

Ese mismo año, en Inglaterra, se inauguraba la primera planta incineradora de residuos domésticos.

La popularización del reciclaje en el siglo XX

El reciclaje moderno comenzó a popularizarse a mediados del siglo XX debido a factores sociales, económicos y medioambientales. Durante la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos alentaron a la población a recolectar materiales como metales, caucho y papel para apoyar el esfuerzo bélico. Este periodo evidenció cómo la colaboración ciudadana podía contribuir significativamente a la reutilización de recursos, incluso si era con fines de contribución a la guerra.

No obstante, fue en las décadas de 1960 y 1970 cuando el reciclaje se convirtió en un movimiento social masivo. El Día de la Tierra, celebrado por primera vez el 22 de abril de 1970, marcó un antes y un después al generar conciencia sobre los problemas medioambientales y promover prácticas sostenibles, entre ellas el reciclaje. En este contexto, se implementaron programas de recolección selectiva de basura en muchas ciudades del mundo, y los símbolos del reciclaje, como el triángulo de Möbius, se convirtieron en iconos reconocidos globalmente.

Razones para reciclar

El reciclaje responde a diversas motivaciones que han evolucionado a lo largo de los siglos. Inicialmente, la necesidad de reutilizar materiales debido a su escasez impulsó estas prácticas. En épocas más recientes, el reciclaje ha adquirido un papel clave en la protección del medio ambiente, ya que contribuye a:

  1. Reducir los residuos: Al reciclar, se evita que grandes cantidades de basura terminen en vertederos o incineradores, lo que disminuye la contaminación del suelo, el agua y el aire.
  2. Ahorrar recursos naturales: Procesar materiales reciclados requiere menos recursos que extraer materias primas nuevas. Por ejemplo, reciclar aluminio consume un 95 % menos de energía que producirlo desde cero.
  3. Disminuir las emisiones de carbono: La producción de materiales reciclados genera menos emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático.

Ahora bien, es importante para este punto hacer énfasis en que el reciclaje siempre debe verse como la última instancia para la gestión de los residuos, ya que antes de este paso, existen la reducción de los desechos (que implica la disminución del consumo innecesario) y la reutilización de los materiales y recursos: antes de ser reciclados, es primordial extraer aquellos materiales que pueden reincorporarse nuevamente a otros productos o darles otro uso. En eso consiste el principio de las 3R: reutilizar, reducir y reciclar. 

Los recicladores de oficio, el corazón de la economía circular

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Conocidos también como recolectores o clasificadores de residuos, los recicladores de oficio desempeñan un papel esencial en el sistema de reciclaje global y dentro de los propósitos de la economía circular, entendida brevemente como un modelo de producción y consumo sostenible que impulsa a optimizar los recursos y a minimizar los residuos aplicando los principios de la reducción, reutilización y el reciclaje. 

Los recicladores de oficio son personas que trabajan en la recuperación de materiales reciclables, como plástico, vidrio, metales y papel, materiales que, de otra manera, terminarían en vertederos. Tienen entonces un papel importante al ayudar notoriamente a nuestras sociedades a reducir el impacto desfavorable que tienen sobre el medioambiente la acumulación de los desechos.

Con todo esto, es importante notar cómo, en muchas regiones, los recicladores trabajan de manera informal, enfrentándose a condiciones laborales precarias y al estigma social, aún cuando su contribución a la sostenibilidad es incuestionable. Gracias a su labor, se reduce significativamente el volumen de residuos, se fomenta el reciclaje y se genera un impacto positivo en la ya mencionada economía circular.

Es por ello que algunos países han comenzado a reconocer formalmente la importancia de los recicladores de oficio, implementando programas que profesionalizan su trabajo, mejoran sus condiciones laborales y los integran en los sistemas de gestión de residuos; sin embargo, en muchos otros contextos, como varios países en Latinoamérica, todavía hay mucho qué progresar en estas cuestiones. Y es que es importante entender que estos esfuerzos no solo benefician a los recicladores, sino que también incrementan la eficiencia del reciclaje y fortalecen las prácticas sostenibles que nos favorecen a todos y todas en la restauración de un planeta más verde.

Educación y pedagogía, necesarias para darle un lugar merecido al reciclaje

La transición hacia un mundo más sostenible depende en gran medida de la implementación de sistemas de reciclaje efectivos y de la participación activa de los ciudadanos. La educación ambiental y la conciencia pública juegan un papel crucial en este proceso, ya que empoderan a las personas para adoptar hábitos responsables y apoyar iniciativas de reciclaje, además de que hace que aquellos que aún conservan estigmas sobre estas prácticas o sobre las personas que se ocupan de llevarlas a cabo como su oficio, derrumben estas ideas y comprendan con mayor entendimiento su relevancia.

Es necesario que como sociedad reconozcamos el valor que tiene el reciclaje como un pilar fundamental de la sostenibilidad al permitir minimizar el impacto ambiental de las actividades humanas. Al reciclar, se promueve el uso eficiente de los recursos y se reduce la dependencia hacia estos (especialmente cuando muchos de los que usamos para fabricar nuestros bienes y productos no son renovables), disminuyendo así la contaminación ambiental. Además, estas prácticas incentivan el desarrollo de economías circulares que, en definitiva, generan beneficios tanto económicos como sociales al fomentar que los materiales se mantengan en uso el mayor tiempo posible.

La historia del reciclaje es una prueba de la capacidad humana para adaptarse y encontrar soluciones creativas frente a los desafíos de la escasez de recursos y la contaminación ambiental. Es por todo esto que el reconocimiento de la labor de los recicladores y la participación activa de la sociedad son fundamentales para maximizar los beneficios del reciclaje, garantizando un futuro más sostenible a nuestras generaciones venideras.

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