Control biológico: ¿Qué impacto tienen los insectos en las plantaciones forestales?
Escrito por: Divanery Bolaños | Febrero 18 de 2025
Las plantaciones forestales de pino y eucalipto son ecosistemas vitales que, además de tener fines económicos, ayudan en la regulación del clima, el aire el suelo y el agua, además de que albergan una gran biodiversidad que incluye una gran variedad de insectos. La presencia de insectos en un bosque es sinónimo de un ambiente sano, pues ellos contribuyen con la polinización y producción de plantas, la degradación de residuos para fertilizar el suelo, además de ser alimento para otros invertebrados.
Aunque las poblaciones de insectos suelen controlarse entre sí, dentro de la compleja y equilibrada biodiversidad que existe se presentan amenazas por insectos que aumentan su número, consumen más hojas, y por ende se convierte en plaga.
Los insectos que causan daño a los árboles surgen cuando se rompe el equilibrio del ecosistema y es común que se asocie con algo negativo para la calidad y producción estimada de un cultivo forestal.
Es común que se presenten daños por plagas; sin embargo, lo interesante es desarrollar un manejo donde se integren diferentes técnicas enfocadas en la sostenibilidad a largo plazo sin provocar daño al ambiente y sin el uso de productos químicos. En este contexto una de las técnicas más usadas en plantaciones forestales es el manejo integrado de plagas, proceso del cual hace parte el control biológico.
El control biológico incluye el clásico, el aumentativo y el por conservación, los tres son una herramienta con la cual se reducen plagas de insectos utilizando organismos vivos como bacterias, avispas, nematodos y hongos, con lo que se contribuye a la restauración del equilibrio ecológico y al desarrollo de un bosque manejado saludable.
En este artículo se explicará en qué consiste el control biológico como técnica inherente al manejo integrado de plagas forestales y por qué éste resulta trascendental dentro de la gestión sostenible de los bosques manejados.
¿Qué significa fitosanitario?
Al descomponer la palabra “fitosanitario”, se encuentra que la raíz “fito” proviene del griego phytón, que significa “planta”, mientras que “sanitario”, como es sabido, alude a la salud. En ese sentido, este término se refiere a la salud de las plantas. Dentro de las prácticas de gestión forestal, no únicamente es importante velar por la salud de las especies de árboles que han sido sembradas, sino que es fundamental centrarse en la conservación de la biodiversidad y de las demás especies que ayudan a mantener el equilibrio de la naturaleza en esos ecosistemas.
Un enfoque de protección fitosanitaria parte de la posición de rehusarse a utilizar productos químicos que resultan nocivos para el medioambiente. De acuerdo con esta postura, la solución que sirve como alternativa son, precisamente, los insectos. “¿Cómo puedo hacer frente a las "plagas" sin tener que utilizar productos químicos? La respuesta es contar con enemigos naturales: el enemigo de mi enemigo, es mi amigo.”De esta forma, el abordar este enfoque ha permitido que en nuestra organización reconozcamos la labor de los insectos dentro del control biológico de las plagas y la restauración del equilibrio natural del bosque, favoreciendo así una gestión sostenible de nuestras plantaciones forestales en donde la conservación de la biodiversidad es el objetivo principal.
¿Por qué hacerle frente a las “plagas” forestales?
Las plantaciones forestales, ya sean de especies maderables con fines comerciales o destinadas enteramente a la recuperación ambiental, son vulnerables a una amplia variedad de plagas. Insectos defoliadores, barrenadores y chupadores de savia, entre otros, pueden causar daños significativos que afectan la productividad, la calidad de la madera, el ámbito social y la salud general del ecosistema forestal. Estas plagas no solo disminuyen el valor comercial de las plantaciones, sino que también alteran los ciclos naturales de estos ecosistemas, generando un desequilibrio en el entorno.
Como mencionaba anteriormente, los agroquímicos han sido históricamente la solución principal para combatir estas plagas. Sin embargo, su uso excesivo ha traído consigo efectos negativos como la contaminación del suelo y el agua, el desarrollo de resistencia en las plagas y la eliminación de especies no objetivo, muchas de las cuales cumplen funciones clave en los ecosistemas.
Control biológico: una alternativa ecológica sostenible
El control biológico utiliza organismos vivos, como bacterias, nematodos, insectos depredadores y parasitoides, para reducir las poblaciones de plagas. Este enfoque fortalece los procesos naturales, donde cada especie tiene un rol en la cadena alimenticia, asegurando un balance ecológico.
Entre los insectos más comunes usados en plantaciones forestales están:
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Coccinélidos (mariquitas): Estos pequeños depredadores se alimentan de insectos chupadores como áfidos, que suelen atacar las hojas de los árboles jóvenes.
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Crisópidos: Las larvas de estas especies son voraces consumidoras de huevos y larvas de plagas como polillas y escarabajos barrenadores.
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Avispas parasitoides: Especies como Trichogramma colocan sus huevos dentro de los de las plagas, interrumpiendo su ciclo de vida y controlando sus poblaciones.
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Nematodos entomopatógenos: Aunque técnicamente no son insectos, estos microorganismos son altamente efectivos contra plagas del suelo como larvas de escarabajos.
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Bacterias entomopatógenas: Tampoco son insectos, pero, se encuentran en el suelo y actúan en el control de estos cuando son ingeridas, es el caso de Bacillus turingiensis que penetra las células y produce esporas.
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Ácaros predadores: Son excelentes cazadores de plagas, pertenecientes a la familia Phytoseiidae.
Impacto positivo en el equilibrio natural
El uso de insectos para el control biológico tiene un impacto directo en la restauración y conservación del equilibrio natural de las plantaciones forestales. En lugar de alterar los ecosistemas mediante la introducción de productos químicos, se potencia la acción de los depredadores y parasitoides naturales de las plagas, fomentando una relación simbiótica entre las especies del bosque.
Este enfoque hace que sean posibles:
- La reducción de la contaminación ambiental: Al evitar el uso de químicos, se disminuye la contaminación de suelos, aguas subterráneas y cuerpos de agua cercanos, beneficiando tanto a la fauna como a las comunidades humanas cercanas.
- La conservación de la biodiversidad: Los métodos químicos eliminan indiscriminadamente a muchos insectos benéficos. Con el control biológico, se protegen estas especies y se fomenta la diversidad y se mantienen escenarios ecológicos únicos.
- La resiliencia de los ecosistemas: Al mantener el equilibrio natural, los bosques son más resistentes a nuevas plagas y enfermedades, lo que reduce la necesidad de intervenciones futuras.
La sanidad forestal: importancia y proyección a futuro
Los ecosistemas forestales son vitales en el planeta y los árboles son elementos con roles fundamentales para disminuir el efecto del cambio climático, por lo tanto, velar por la salud de estos ayudará a potencializar el equilibrio y la armonía del ambiente. A su vez, implementar estrategias basadas en el control biológico refuerza este objetivo, al centrarse en prevenir la proliferación de plagas sin desestabilizar el entorno.
El control biológico es una herramienta que complementa estas y otras prácticas de manejo sostenible, como la rotación de cultivos, el uso de especies resistentes y la diversificación de plantaciones. En conjunto, estas medidas permiten mantener la productividad forestal mientras se protegen los servicios ecosistémicos, como la captura de carbono, la regulación del clima y la protección de fuentes de agua.
Ahora bien, no cabe duda de que el uso de insectos como mecanismos de control de plagas en las plantaciones forestales es una práctica que alinea los objetivos económicos y ambientales. Al proteger los cultivos de manera natural, se promueve una producción sostenible y se fortalece la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático y otras amenazas globales.
Esta estrategia también contribuye en definitiva a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente al ODS 15, que busca gestionar de manera sostenible los bosques y detener la pérdida de biodiversidad. Además, reduce la huella ecológica de las plantaciones, favoreciendo una economía circular y regenerativa.
Con todo esto, es importante reconocer que este enfoque también presenta desafíos, ya que su eficacia depende de un conocimiento profundo y especializado que tenga en cuenta las interacciones ecológicas en cada plantación y el monitoreo constante de las poblaciones de plagas y enemigos naturales. Además que la introducción de especies de control es para huéspedes específicos, para así evitar impactos negativos no deseados.
Es por ello que la investigación y la incursión en el desarrollo de métodos de control biológico debe de realizarse por parte de expertos especializados en estos temas, respaldados por un equipo y una inversión que no escatime sobre la necesidad de proteger los bosques y mantener los árboles y las plantaciones en condiciones sanitarias óptimas.
En Smurfit Westrock hemos invertido años de investigación y de recopilación de información valiosa, apoyados en el conocimiento de expertos como Rodas, quien cuenta con más de 30 años de experiencia en el campo y ha trabajado de la mano del Instituto de Biotecnología Forestal y Agrícola (FABI).
En la actualidad, continuamos modificando y fortaleciendo el programa con estrategias que impulsan líneas de acción para prevenir y establecer acciones tempranas, enfocadas en la detección oportuna de brotes incipientes de plagas forestales, a través de la vigilancia y el monitoreo donde se pueda implementar manejo integrado del evento y, específicamente, la técnica de control biológico, entendiendo que la responsabilidad es de todos y que la información deberá ser compartida con entidades interesadas para generar redes de apoyo nacional e internacional.
El trabajo en este campo con profesionales de alto calibre nos ha permitido entender que al adoptar este enfoque se da un paso firme hacia un manejo forestal verdaderamente sostenible, donde la naturaleza actúa como aliada en lugar de adversaria.